LEMURIA ET FERALIA
CELEBRACIONES EN HONOR DE LOS DIFUNTOS
En todas las culturas los difuntos han ocupado un lugar destacado en sus ceremonias y rituales bien porque se creía que merecían ser reconocidos y respetados bien porque se les tenía miedo. De lo que no cabe duda es que pensaban que el cuerpo y el alma pertenecían a dimensiones totalmente diferentes, que el cuerpo moría y se corrompía y que el alma comenzaba su andadura hacia el mundo de ultratumba, hacia la reencarnación, hacia el más allá o hacia la vida eterna; en todo caso, hacia un lugar de donde no es posible volver y si así fuere era para causar un gran tormento a los vivos.
El día 1 de diciembre los católicos celebramos el Día de Todos los Santos, el día de todas las almas que ya han superado el Purgatorio, por tanto, están purificadas y gozan de la vida eterna.
El día 2 celebramos el día de Los Fieles Difuntos, aquellas almas que aún no se han purificado, vagan errantes por las tierras esperando encontrar el descanso eterno. Esta celebración intenta darles paz y tranquilidad hasta que lo consigan.
Esta consideración hacia los difuntos no difiere mucho de las creencias que había en el mundo romano, aunque los rituales y ceremonias fueran diferentes. Los romanos honraban seriamente a sus muertos pues se cuidaban mucho de que no estuvieran intranquilos o enojados ya que les daba auténtico pavor que regresaran.
Creían que los muertos se aferraban demasiado a la vida y querían continuamente regresar; sobre todo aquellos que no habían sido despedidos o enterrados adecuadamente. (Véase “Funerales” y “Vida de ultratumba” en el blog, etiqueta: costumbres romanas, diciembre 2014).
Los muertos eran despedidos el día del funeral con las Pompas fúnebres, donde se creía que desfilaban los antepasados del muerto delante del féretro para indicar el camino.
En el aniversario de su muerte se depositaban flores, alimentos como pan, habas y frutos secos; y bebidas como miel, leche, vino, habas que se iban filtrando por la tierra hasta llegar a los restos mortales. Los muertos necesitaban estar bien alimentados para realizar el tránsito hacia la otra vida
Las dos fiestas más importantes que celebraban para honrar, aplacar o ahuyentar a los espíritus se celebraban en febrero y en mayo.
Había varias clases de
espíritus vagando alrededor de los vivos, aunque los testimonios son muy difusos ya que los autores cambian la terminología frecuentemente. Pero se puede concretar de la siguiente manera:
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MANES: son espíritus buenos, familiares, los de los antepasados que se quedan en el hogar familiar para proteger a la familia. También se les llama “Lares familiares”.
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LEMURES: son espíritus que vuelven de ultratumba y atormentan a los vivos. Creían que no habían sido acogidos por Los Manes porque no estaban purificados al no haberle hecho los ritos correspondientes o porque sus restos no habían sido inhumados. Quedaban atrapados entre los dos mundos: ni podían regresar a la vida ni descansar tranquilamente entre los muertos.
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LARVAS: son las almas de aquellos que han tenido una vida miserable en la tierra o una muerte violenta o desafortunada. Se convierten en demonios malos y regresan en forma de fantasmas, espectros, esqueletos o sombras para atormentar a los que en vida se portaron mal con ellos. Se apoderan de su vida enloqueciéndolos y transformándolos en seres furibundos y trastornados.
CELEBRACIONES
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DIES FERALES: se trata de fiestas públicas porque se fijaban oficialmente pero el culto era privado. Son fiestas en las que cada familia honra a sus muertos y visita sus sepulcros. Se celebraban entre los días 13 y 21 de febrero. Durante esta novena los familiares acuden a los sepulcros y llevan a sus seres queridos coronas, flores y alimentos (comida y bebida) para que los restos puedan seguir alimentándose; también les hacen oraciones purificantes. En estos días los muertos deambulan por las tierras y comen los manjares que les han depositado. El día 22 los miembros de la familia se reúnen y conviven para limar asperezas y estrechar los lazos de cariño y fraternidad. Este día era llamado “CARISTIA”
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LEMURIA: se celebraban los días 9, 11 y 13 de mayo para clamar y aplacar a los difuntos. También se celebraban en la intimidad del hogar. El origen de esta palabra se relaciona con Remo, hermano de Rómulo, por quien fue asesinado. Aparecía en forma de sombra para vengar su muerte, a la que llamaban”remores”. Rómulo para aplacar la ira de Remo estableció este ritual que con el tiempo se denominó “Lemuria”. Son las fiestas más antiguas de Roma.
Durante estos días las almas de los antepasados visitan sus hogares y hay que hacerlos ir de forma pacífica. El ritual era el siguiente: el “pater familias” a media noche, cuando todo está en silencio absoluto, se levantaba y hacía chascar el dedo pulgar, a continuación se lavaba las manos con el agua de una fuente. Regresaba y tiraba detrás de sí unas alubias negras que anteriormente había metido en la boca, y pronunciaba:”yo tiro estas habas, por ellas yo rescato a los míos y a mí mismo” Lo repetía nueve veces sin mirar hacia atrás pues allí estaban los espíritus. Iba avanzando tocando suavemente un instrumento de bronce e invitaba a los espíritus a irse diciéndoles: “¡Manes de mis padres, salid!” Se daba la vuelta sosegado porque los espíritus se habían retirado tranquilos a su mundo.