TRABAJAR (TRIPALIARE)
Quienes no tienen la suerte de disfrutar con el trabajo que desempeñan, les supone un tormento, una tortura como su propia etimología indica.
El verbo "trabajar" procede del latín tardío "tripaliare" que a su vez viene de "tripalium" ("tri+palum"), instrumento de tortura compuesto por tres maderos en forma de aspa, uno vertical, donde se ataba al reo y se le azotaba.
El término "tripalum" por una relación de metonimia produjo un cambio de significado: de instrumento de tortura pasó a denominarse el efecto que producía: tormento, tortura, penalidad, azote...
A principios de la Edad Media, durante el Bajo Latín, "tripaliare" pasó a denominar "trabajar", seguramente por la relación entre el duro trabajo de la época y las penalidades que ocasionaba.
"tripaliare" evolucionó al castellano de la siguiente manera: tri - tra, la "p" intervocálica evoluciona a "b", "li" a "j".
En francés tenemos "travail", lo cual nos indica que la creación de esa palabra es anterior al surgimiento de las lenguas romances.
En inglés tenemos "travel", ya que la tomó prestada del francés, pero con un significado diferente, ya que significa "viaje", quizás por el calvario que suponía viajar en aquella época, por las temperaturas rigurosas, las largas distancias, los caminos inseguros por la cantidad de asaltantes que sorprendían y robaban a los viajeros.
En latín clásico, se decía "laborare" que significa trabajar la tierra, labrar, cultivar los campos, y "labor -oris" fatiga, esfuerzo, actividad. En las zonas rurales se sigue llamando a las faenas del campo "la labor"