FIN DE LA CONQUISTA DE HISPANIA
En el año 133 a. C. con la toma de Numancia se pone fin a una larga etapa de conquista; Roma tiene sometida, pacificada y romanizada a toda la península ibérica excepto a los indómitos pueblos del norte: galaicos, astures y cántabros. Pudieron gozar cien años más de libertad.
Sin embargo, aunque habían cesado las guerras de conquista, Hispania fue campo de batalla de dos guerras civiles romanas, en las que participaron los hispanos bien como mercenarios, bien formando tropas aliadas de un bando o de otro. Estas guerras fueron:
· La Guerra civil entre Optimates y Populares, entre Mario y Sila (80-72 a. C.): Quinto Sertorio es enviado a Hispania Citerior para alistar hombres en el bando de los Populares y al mismo tiempo preparar el terreno donde refugiarse ante una derrota.
· Guerra civil entre César y Pompeyo (49-45 a. C.): Hispania estaba controlada por tres legiones pompeyanas y ante el temor que Pompeyo llegara con tres legiones más, César se apresuró y envió tres legiones al frente de Cayo Fabio.
En estos conflictos tuvieron que participar los hispanos e incluso los propios pueblos del norte que no habían sido romanizados. Esto les sirvió para ejercitarse en el arte de la guerra y para aprender de los romanos estrategias militares, lo que años más tarde, cuando tuvieron que pelear por su libertad, les sirvió de gran ayuda poniéndole las cosas muy difíciles a los romanos.
En el año 27 a. C., Octaviano, después de una larga etapa de confrontaciones civiles muy cruentas, llega al poder, restaura la República y le entrega el poder al Senado. Este le concede el título honorífico de Augusto.
Octavio Augusto |
Augusto tiene muchos proyectos, uno de ellos es pacificar todas las provincias donde hubiera disturbios y así proclamar la Paz Universal. Pero en Hispania lo tenía difícil porque no solo era pacificar sino conquistar y lograr someter, de una vez, a los pueblos del norte de Hispania, con la excusa de que constituían un foco de propaganda y movimientos antirromanos. Aunque había otras razones de peso:
· Económicas: las minas de oro , de plata y otros minerales que había en la zona noroccidental de Hispania
· Gloria: deseo de tener en su “curriculum” alguna victoria de conquista exterior, pues hasta el momento tenía victorias sobre romanos.
· Políticas: deseo de que bajo su mandato comenzara un periodo de paz duradera.
En un primer momento pone al frente de esta campaña a sus legados pero ante los fracasos obtenidos, decide él mismo dirigir “in situ” las maniobras. En el año 26 a. C. parte hacia Tarraco con el objetivo que durante cien años no habían podido cumplir muchos pretores.
Utilizó toda su artillería para sofocarlos, atacando a la vez los tres focos más pertinaces de la resistencia:
· A los cántabros en Aracillum (Reinosa)
· A los astures en Bergidum (Bierzo)
· A los galaicos e el Mons Medullius, cerca de la desembocadura del Miño
Aparentemente derrotados o tal vez porque se encontraba en un mal estado de salud, regresó a Roma. Pero de nuevo, la ineptitud y los abusos de sus lugartenientes volvieron a incitar a los rebeldes que reorganizaron la Resistencia.
Bastión defensivo del Castro de la Loma, Santibáñez de la Peña. Palencia |
Augusto envió al mejor general con el que contaba, el que le ofrecía la mayor confianza, Agripa, quien los aniquiló entre el año 20 y 19 a. C. Mató a todos los hombres que estaban en edad de luchar, al resto los obligó a bajar a los valles.
Táctica de los cántabros
Este pueblo se convirtió en una auténtica pesadilla para el pueblo romano como lo demuestran los largos años que se mantuvieron en la resistencia. Estas eran las estrategias, habilidades y armas con las que contaban los cántabros:
· Evitaban el enfrentamiento directo, conscientes de su inferioridad respecto a las legiones romanas.
· Conocían a la perfección el terreno escarpado y montañoso, lo cual les permitía realizar ataques rápidos y un fácil repliegue, efectuar emboscadas y ocultarse inmediatamente.
· Atacaban las líneas del abastecimiento de víveres.
· Su armamento era ligero: espada pequeña, puñales, dardos, jabalinas, hachas de doble filo, pequeños escudos.
· Eran muy hábiles en la monta de caballos, que eran frecuentemente utilizados. El llamado “circulus cantabricus” sería adoptado posteriormente por los romanos como táctica ofensiva.
· Estaban muy acostumbrados a la extrema climatología, que a los romanos les había supuesto un gran impedimento.
Fin de la resistencia
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Jinete cántabro armado a caballo. Estela de San Vicente de Toranzo |
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A la Guerra de los cántabros acudieron al campo de batalla nada menos que siete legiones, de las que cuatro maniobraron en la zona de los astures y tres se quedaron en el frente cántabro; más varias alas de caballería y varias cohortes de tropas auxiliares. Los romanos avanzaban por los cordales de las montañas, sabiendo que los valles constituían su perdición. Acabaron con los indómitos pueblos del norte asediando lo que había sido su fortaleza durante dos centurias, la montaña. Rodeaban la montaña en la que estaban atrincherados con toda la maquinaria posible impidiéndoles abastecerse de víveres. El hambre y la dura climatología acabó con su resistencia
Los cántabros amaban por encima de todo su libertad. Cuando desesperaron de ella, antes de ser cogidos o aniquilados, incendiaron sus murallas y se quitaron la vida, degollándose o tomando venenos como el fruto del tejo.
Dice Estrabón que incluso en la cruz seguían cantando sus himnos, pues para ellos morir como guerreros y libres era una victoria.
Los supervivientes fueron obligados a bajar a los valles junto a los campamentos romanos, para que trabajaran la tierra o se dedicaran a la explotación de las minas. Fue a partir de este momento cuando los astures tomaron conciencia de la riqueza de su subsuelo.
Fuentes
Las Médulas |
- Floro, Compendio de la historia de Tito Livio
- Dion Casio, Historia romana. Madrid, Gredos
- Estrabón, Geografía de Iberia. Madrid, alianza Editorial
- Pierre Grimal, El siglo de Augusto.Crítica, Madrid
- Historia. National Geographic