sábado, 18 de enero de 2014

UN HERMOSO VIAJE

Ítaca

                                   (Es para ti, hijo)

Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A lestrigones y a cíclopes, 
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A  lestrigones ni a cíclopes hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas del verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en lo emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y 
delicados perfumes,
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es su meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda varios años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.

                                          Konstantino Kavafis

                                                                      Poesías completas, Hiperión


La voz del poeta te dice que entiendas el viaje a Ítaca como una metáfora de la vida. Ítaca es tu sueño y tu logro; tu meta, tu fin, tu objetivo. Sin embargo, en este recorrido hay algo más importante que el  fin, es el propio viaje, el camino, la vida. Pide una cosa tan solo, que tu viaje sea largo, pero también  fecundo en vivencias y exuberante para poder enriquecerte  con todas las experiencias que te surjan en el camino. Has de detenerte en cada puerto,  en cada isla, en cada bahía, contemplar y maravillarte con lo nunca visto y saborear los frutos que te ofrezcan; es el bagaje que te irá   poco a poco enriqueciendo y engrandeciendo para llegar al final de tus días rico de conocimiento.
Sin embargo, el camino no será fácil,  no todo serán placeres y gozos. Te vas a encontrar con contratiempos y peligros, con seres que te harán daño, que intentarán apartarte del camino pero jamás debes olvidar el propósito de tu viaje: Ítaca. Tu sueño te hará retornar al camino certero y si tu alma es noble y limpio tu corazón, de tu ruta irán desapareciendo los peligros y los miedos.
 Y por favor, nunca, nunca digas que no puedes más, que te quedas, porque en ese momento cíclopes, lestrigones y hasta el airado Poseidón  convertirán tu sueño en ceniza y te llevarán a la nada.


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