lunes, 28 de diciembre de 2015

Pactos, investiduras y Lisístrata


LISÍSTRATA Y LOS PACTOS ELECTORALES
Nihil novum sub sole
Nada nuevo bajo el sol. La historia se repite una y otra vez. Quizás, como Sísifo, estemos empujando continuamente la roca de la eternidad condenados al absurdo más absoluto.

En el siglo V a. C., Aristófanes escribió "Lisístrata", una comedia protagonizada por las mujeres de la Hélade que, convocadas por Lisístrata, la auténtica protagonista y heroína, hacen una huelga sexual para presionar a los hombres para que, de una vez por todas, dejen las armas y regresen a sus hogares, que tienen abandonados desde hace años.
En el siglo XXI en el año 2011 una militante de un partido político belga propuso presionar a los hombres con la misma estrategia de "cierre de piernas" hasta que lograran formar el Ejecutivo, ya que llevaban 500 días sin gobierno pues los cuatro partidos que representaban a cada comunidad, la Flamenca y la Valona, no habían llegado a un acuerdo para hacer gobierno. La idea parece que no tuvo mucho éxito.
Sin embargo, en Kenia, en el año 2009, la Organización de Desarrollo de las Mujeres consiguió que las mujeres secundaran una huelga de sexo por el mismo motivo y a la semana siguiente ya se había acordado un Ejecutivo estable.

Lisístrata y Calónica

Rostro de sorpresa de las mujeres de la Hélade ante la propuesta de Lisístrata




lunes, 21 de diciembre de 2015

SÍSIFO

Sísifo de Tiziano


Y vi a Sísifo, que soportaba pesados dolores, llevando una enorme piedra entre sus brazos. Hacía fuerza apoyándose con manos y pies, y empujaba la piedra hacia la cima, pero cuando iba a trasponer la cresta, una poderosa fuerza le hacía volver una y otra vez, y rodaba hacia la llanura la desvergonzada piedra. Sin embargo, él la empujaba de nuevo con los músculos en tensión y el sudor se deslizaba por sus miembros y el polvo caía de su cabeza”. [Odisea, canto XI, 593-600]


SÍSIFO Y EL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA


Sísifo era el más astuto de los mortales pero también poseía muchos vicios y defectos, era avaro, mentiroso y vividor. Era hijo del dios Eolo y padre de Odiseo (Ulises). Fundó Corinto, que entonces se llamaba Éfira.

Se conocen muchas leyendas sobre su vida y existen diferentes versiones sobre el mismo episodio.

Uno de estos episodios relata cómo llegó a ser padre de Odiseo. Sísifo en cierta ocasión fue a recuperar unos rebaños que le había robado un tal Autólico; pudo demostrar que eran de su propiedad porque había tenido la precaución de grabar su nombre en las pezuñas de los animales. Aquella noche, casualmente era la víspera de la boda de la hija de Autólico, a la que Sísifo sedujo. De la unión de aquella noche nació el astuto Odiseo. Las malas lenguas de la época decían que su propio padre forzó la situación, para echar a su hija a  los brazos de Sísifo, pues quería tener un nieto tan astuto como él, y así fue.

La historia por la que nos es más conocido es la que nos cuenta el castigo que le infligieron los dioses  y las razones que los levaron a ello.
Zeus raptó(como de costumbre) a una doncella, Egina, hija del Asopo. Sísifo pudo ver con sus propios ojos al raptor pues pasó por tierras de Corinto. Cuando el Asopo estaba buscándola desesperadamente, Sísifo le dijo que le revelaría el nombre del raptor si a cambio hiciese brotar una fuente en la ciudadela de Corinto. Los dos cumplieron con su trato pero le valió la cólera de Zeus, pues lo arrojó de inmediato a los Infiernos y allí le impuso la tortura de tener que empujar una gran roca hasta la cima de una montaña. Una vez arriba, la roca caía rodando hasta abajo y Sísifo debía volver a empezar.

Otra versión cuenta que Zeus se enfureció tanto con él por haberlo delatado que lo fulminó y le envió a Tánatos, el silencioso dios de la muerte. Pero antes de que Tánatos pudiera intervenir, Sísifo ya lo tenía encadenado. Estando aprisionado Tánatos, los hombres no morían por lo que tuvo que intervenir rápidamente Zeus. Después de liberar a Tánatos, al primero en enviar a los Infiernos fue al propio Sísifo quien al instante maquinó un plan. Le dijo a su mujer que no enterrara su cuerpo ni celebrase honras fúnebres, de manera que cuando llegó a los Infiernos pidió a Hades que le permitiera regresar a la Tierra a castigar severamente a su mujer por no cumplir con sus obligaciones de fiel esposa. Hades confió en su palabra y le permitió regresar. Sísifo ya no volvió a los Infiernos disfrutando de una larga vida hasta que por ley natural murió y allí Hades le impuso un severo castigo por haber burlado la ley de los dioses.


La causa de su castigo no está clara y hay muchas interpretaciones al respecto: algunos dicen que se le impuso empujar la roca toda la eternidad porque Sísifo no quería morir, deseo concedido pero con esa carga. Otros dicen que por haber revelado a los mortales secretos de los dioses. Otros piensan que fue castigado por su comportamiento malvado y criminal hacia a los hombres.


Sísifo elevando la gran roca
Sísifo de Franz Von Stuck
Sísifo en lego

MITO DE SÍSIFO

La leyenda de Sísifo puede que sea la que más interpretaciones racionales ha tenido a lo largo de la historia. La más interesante e inquietante es la interpretación que hace Albert Camus, en su obra "El mito de Sísifo" donde desarrolla la idea del hombre absurdo, que es aquel que se da cuenta de la inutilidad de su vida. No entiende el mundo. Aceptar el absurdo es la única alternativa al suicidio pues existe una gran contradicción entre el deseo de la razón y el mundo irrazonable.
Sísifo simboliza la idea del hombre absurdo con una mentalidad absurda, el hombre alienado que debe cumplir una obligación impuesta, una tarea que no le reporta ninguna gratificación.
Sísifo experimenta la libertad durante breves instantes y Camus se interesa por los pensamientos de ese Sísifo libre, en el momento de dejar la roca y bajar a buscarla de nuevo. Es un momento realmente trágico, cuando el hombre descubre su condición totalmente miserable, no hay esperanza, el hombre sufre, intenta comprender el mundo incompresible pero es incapaz. Sísifo prefiere empujar la roca pues mientra empuja no piensa, es un hombre autómata, sumiso y gregario. Pero, según Camus, hay que ver en Sísifo a un hombre feliz.







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