jueves, 8 de febrero de 2018

¿Dónde está nuestra hermana Cariátide?







LAS CARIÁTIDES

Tras la devastación persa, Atenas vivió unos años de gran esplendor social, cultural, económico y político, bajo el liderazgo de Pericles (460-430 a. C.). Construyeron una muralla de seis kilómetros alrededor de la polis y los muros largos que la conectaban con el mar. En la Acrópolis se erigieron el Partenón, el Erecteón, los Propileos y el templo dedicado a Atenea Nike.
El templo consagrado a Erecteo era un conjunto de edificios religiosos que albergaban los cultos de Atenea Políada, Poseidón Erecteo, y Hefesto. También había un pequeño recinto con la tumba de Cécrope, primer rey-serpiente de Atenas, un pequeño santuario de su hija Pándroso, y el olivo plantado por Atenea, que había conseguido revivir después de la destrucción de los persas, con un altar bajo las ramas.
Situado en el lado sur de este conjunto arquitectónico se halla el Pórtico de las Cariátides, que es una especie de tribuna a la que se accede desde el interior del templo. Se trata de uno de los iconos más emblemáticos de la acrópolis y el más enigmático.
Las Cariátides son seis figuras femeninas de unos 2,28 m de altura formando dos grupos simétricos, soportando sobre distinta pierna la cubierta del pórtico. Sólo se veían desde el interior del templo, por lo que se cree que se trataba de figuras relacionadas con algún ritual que se realizaba en el interior del templo.
Estas figuras femeninas aparecen con el nombre de “korai” (doncellas), y así lo demuestran su cabello y sus peplos, trabajados con gran esmero. El cabello es largo y trenzado con caída hacia el pecho y espalda. El peplo es dórico, de lana, con gran peso, para realizar la técnica de los paños mojados y definir el cuerpo femenino. En la mano izquierda o en la derecha, por oposición a la pierna flexionada, llevan un plato donde realizaban las libaciones. Las figuras estarían policromadas.

ENIGMA SOBRE EL ORIGEN DE LAS CARIÁTIDES

• El nombre de Cariátides a estos pilares de figuras femeninas puede derivar del nombre de unas bailarinas del culto a Ártemis Cariatis, de la ciudad de Carias, en el Peloponeso.
• Una leyenda transmitida por Vitrubio cuenta que durante la guerra de los persas contra Grecia, una ciudad del Peloponeso llamada Carias, tomó partido por los persas. Cuando los griegos vencieron, tras liberar a toda la población destruyeron hasta lo más profundo la ciudad de los traidores, matando a los hombres y cogiendo prisioneras a las mujeres. Las hicieron esclavas y no debían dejar nunca las joyas y la vestimenta típica de su ciudad para que todos los griegos pudieran reconocerlas y despreciarlas. Por esta razón, los arquitectos en los edificios públicos colocaron a estas mujeres como columnas, para que su memoria no se perdiera en la posteridad.
• Existe también un mito, al que se da crédito por un estudio de unos fragmentos de la tragedia de Eurípides, “Erecteo”, de la misma época que la construcción del Erecteón. Erecteo para poder vencer a Eumolpo, hijo de Poseidón, que había sido desbancado en el culto por Atenea, debía sacrificar a una hija; otras dos se le suicidaron para no sobrevivir a su hermana. Esas niñas que habían muerto para salvar a Atenas, recibirían honores en una fiesta y aparecerían en el templo como columnas al lado de las otras tres hermanas que las lloraban.

Cinco de las seis estatuas originales se pueden ver en el Museo de la Acrópolis. La sexta todavía se encuentra en el museo británico de Londres, donde el británico Lord Elgin trasladó la mayoría de las esculturas de la Acrópolis que habían sobrevivido a la artillería veneciana durante el imperio otomano.
Fuente: National Geographic, Arqueología. Atenas

LEYENDA DE LA CARIÁTIDE SECUESTRADA

A principios del siglo XIX, Lord Elgin encargó al artista italianoGiovanni Battista Lusieri la supervisión de la extracción de varias obras de arte de la Acrópolis de Atenas y su posterior envío a Londres por vía marítima. Entre las piezas que envió Lusieri se encontraba una de las seis cariátides del Erecteion, antiguo templo erigido en el lado norte de la roca sagrada. Elgin, deslumbrado por la belleza de la cariátide ateniense, solicitó que le fueran enviadas las cinco cariátides que habían quedado en Grecia.

Cuenta la leyenda que una noche sin luna, algunos trabajadores del equipo de Lusieri subieron a la roca de la Acrópolis equipados con picos y martillos con la intención de extraer del Erecteion las cinco cariátides restantes. Cuando se encontraban a escasos metros del antiguo templo, comenzaron a escuchar gritos aterradores y desgarrados lamentos en medio de la oscuridad. Al comprobar que quienes lloraban y gritaban eran las cinco cariátides pidiendo el regreso de su hermana secuestrada, arrojaron al suelo sus herramientas y huyeron despavoridos del lugar.

Cuentan que todavía hoy, en las noches sin luna, el viento que desciende desde la Acrópolis expande sobre la ciudad de Atenas el triste rumor de un profundo lamento.