lunes, 28 de noviembre de 2016

Circo Massimo


CIRCO MASSIMO




El Circo Massimo abre sus puertas a los visitantes después de varios años de restauración arqueológica. En el año 2009 se valló para poder realizar trabajos arqueológicos y obras de restauración. A pesar de que lo poco que se conserva está bastante deteriorado, son de gran importancia los datos históricos que nos aporta el estudio de las piedras.
El Circo Massimo es uno de los lugares más simbólicos de Roma; fue el primero y el más espectacular del Imperio Romano.
Está situado entre el monte Palatino, donde se fundó la ciudad y el monte Aventino. Es alargado con 600 metros de largo y 140 metros de ancho. Tenía una capacidad para 250 000 espectadores.
La pista estaba dividida  a lo largo por una franja central llamada "spina", decorada con columnas, templetes de dioses y dos obeliscos, uno en cada extremo, donados por Egipto. Actualmente se encuentran en la Plaza del Popolo y en la Plaza de la Basílica San Giovani in Laterano. En cada extremo de la spina había una "meta" que consistía en un mojón o cono que marcaba dónde debían girar los carros. Tenían que dar siete vueltas.




miércoles, 23 de noviembre de 2016

Moiras

MOIRAS





Cuando el manto de la noche cubre la tierra, tres sombras danzan en la aureola de la luna. Recuerdan al hombre su condición de mortal y provocan el terrible temor a lo desconocido y el terrible temor al más allá. Tienen rostro de mujer y sus vestimentas son blancas, del color de la luz de la luna. Está presentes en cada uno de nosotros desde el momento de nacer hasta el momento de morir. Se les llama “Moiras” que en la mitología griega son la encarnación del destino. En el mundo romano se les llama “Parcas”. Son hijas de la diosa Temis y de Zeus.


La palabra “Moira” significa parte o porción  de vida, de salud, de enfermedad, de riqueza, de pobreza, de fama, etc. que a cada uno nos toca por suerte al nacer. Son la personificación de la suerte que nos ha tocado para vivir en este mundo.
Las Moiras, como todos los dioses griegos, tienen aspecto humano; se las representa como tres ancianas cuya única tarea es hilar la vida de los humanos desde su nacimiento hasta su muerte. En su telar con hilo frágil y fuerte a la vez se urde el destino de los hombres. Tejen sin cesar desde el alba hasta el ocaso.
·         En el momento en el que el bebé rompe a llorar tras su nacimiento, Átropo, la inmutable, comienza a tramar el hilo que representa su vida.
·         Cloto, la hilandera, enrolla el ovillo de su existencia con sus  penas y alegrías. Aquí se encuentra la trama de la vida.
·         Finalmente, Láquesis, la suerte, preparada con las tijeras corta el hilo que ya no soporta más el peso del ovillo de su existencia.
Sus leyes son eternas e inexorables, que  ni siquiera los dioses se atreven a transgredir. Representan el equilibrio de las fuerzas del universo que no se puede alterar bajo ningún concepto, tales como el nacimiento, la vida y la muerte.



En el mundo romano a estas hilanderas las llamaron “Parcas”; la Parcas hilaban a capricho la vida de los hombres sin atender a ninguna ley natural. En el Foro romano estaban presentes las tres Parcas-tria fata- para recordar a los poderosos romanos que también eran mortales. 


Orfeo


MITO DE ORFEO




La figura de Orfeo es una de la más simbólica de la mitología griega y la que más interpretaciones ha originado. Existe una literatura abundante y con los años se convirtió en un personaje de culto religioso, sobre todo culto mistérico.
Una de las tradiciones nos dice que es hijo de Eagro, rey de Tracia, y de la Musa Calíope, inspiradora de la poesía lírica. Orfeo es cantor, músico y poeta; se dice que es el inventor de la lira y de la cítara, y si eso no fuera cierto se le atribuye el haber aumentado el número de cuerdas de siete a nueve, en honor al número de Musas. Orfeo cantaba y tocaba tan dulcemente que conmovía a piedras y fieras y domeñaba los temperamentos más agrios.

Mosaico romano. Museo arqueológico de Palermo

ORFEO ARGONAUTA
Dicen que fue jefe de maniobra de la nave “Argo” en la expedición del “Vellocino de oro” junto con Jasón y el resto de “argonautas”, pero no remaba sino que con sus cantos daba ritmo a los marineros y calmaba los ánimos en las tempestades y peligros. Cuando las Sirenas intentan encantar con sus cantos a los argonautas Orfeo canta más fuerte y  de forma  más seductora para atraer sus sentidos.

BAJADA A LOS INFIERNOS
Pero por lo que más se conoce a Orfeo es por su bajada a los Infiernos tras el alma de su amada esposa Eurídice. Estando Eurídice paseando por la orilla del río, Aristeo, cautivado por su belleza, trató de forzarla; al intentar escapar de sus manos corría desesperada por el campo, pisó una víbora y cayó fulminada por su veneno.
Orfeo inmediatamente bajó a los Infiernos para rescatarla; a medida que descendía iba cantando y tocando suavemente la lira. Su canto cautivó a todas las criaturas infernales como a Cerbero, el perro guardián de tres cabezas y a todas las almas que allí estaban; incluso  a la implacable Proserpina que decidió devolverle a su Eurídice por la compasión que sintió del gran dolor de Orfeo. Pero le impuso una condición: En el camino de retorno a la Tierra no debía mirar hacia atrás, pero Orfeo, acuciado por la curiosidad o tal vez por la duda de si  Eurídice iba tras él, decidió mirar. Al punto, Eurídice se desvaneció y la perdió para siempre.
Orfeo y Eurídice en los Infiernos. Federico Cervelli

MUERTE DE ORFEO
Orfeo suplicó volver a entrar a rescatar a su amada pero Caronte le impidió el paso por el río Leteo. Orfeo sin esperanza se retiró a los montes evitando toda relación con mujeres y causando el odio de estas por la fidelidad a su esposa muerta. Las Bacantes tracias, llamadas también Ménades, se sintieron menospreciadas y lo apedrearon hasta matarlo. Lo despedazaron y tiraron sus miembros al río que los arrastró hasta el mar. Su cabeza y su lira llegaron a las costas de Lesbos; por esta razón esta isla es la cuna de la poesía lírica.
Tras la muerte de Orfeo, su lira fue transportada al cielo donde se convirtió en constelación. Su alma pasó a los Campos Elíseos, donde sigue cantando a todas las almas que han conseguido el feliz descanso eterno.
muerte de Orfeo. Gustave Moreau

MISTERIOS ÓRFICOS
En torno al mito de Orfeo, viajero a los mundos de ultratumba,  en el siglo VII a. C. nació la teología órfica que tuvo vigencia hasta el siglo II a. C. Orfeo era su especie de profeta, por su integridad sexual, por su conocimiento del más allá y por la dulce melodía de sus cantos.
Supuso una contracorriente en el modo de pensar de la  Grecia ilustrada y vitalista que consideraba la razón como único vehículo del conocimiento. Los órficos reivindican la revelación  frente a la razón y fomentan la idea de culpa y de pecado: el hombre consta de dos elementos, el divino o alma que es lo que hay que salvar pues es el Principio del Bien y el cuerpo, mortal y el que hay que despreciar pues es el Principio del Mal. Creen que el cuerpo es la cárcel del alma y una vez muerto el cuerpo el alma realiza un proceso de transmigración sufriendo varias reencarnaciones hasta alcanzar la total purificación y poder regresar a la divinidad. El alma es indestructible y recibe su recompensa tras la muerte.
Proponen una vida ascética, de sacrificio y de oración para liberar el alma de las torpezas que realice el cuerpo. Supone una visión trágica y pesimista
Esta teología tuvo bastante influencia en los neopitagóricos, en Platón y en el cristianismo.


viernes, 4 de noviembre de 2016

Celebraciones por las almas que no hallan la paz



LEMURIA ET FERALIA





CELEBRACIONES EN HONOR DE LOS DIFUNTOS

En todas las culturas los difuntos han ocupado un lugar destacado en sus ceremonias y rituales bien porque se creía que merecían ser reconocidos y respetados bien porque se les tenía miedo. De lo que no cabe duda es que pensaban que el cuerpo y el alma pertenecían a dimensiones totalmente diferentes, que el cuerpo moría y se corrompía y que el alma comenzaba su andadura hacia el mundo de ultratumba, hacia la reencarnación, hacia el más allá o hacia la vida eterna; en todo caso, hacia un lugar de donde no es posible volver y si así fuere era para causar un gran tormento a los vivos.
El día 1 de diciembre los católicos celebramos el Día de Todos los Santos, el día de todas las almas que ya han superado el Purgatorio, por tanto, están purificadas y gozan de la vida eterna.
El día 2 celebramos el día de Los Fieles Difuntos, aquellas almas que aún no se han purificado, vagan errantes por las tierras esperando encontrar el descanso eterno. Esta celebración intenta darles paz y tranquilidad hasta que lo consigan.
Esta consideración hacia los difuntos no difiere mucho de las creencias que había en el mundo romano, aunque los rituales y ceremonias fueran diferentes. Los romanos honraban seriamente a sus muertos pues se cuidaban mucho de que no estuvieran intranquilos o enojados ya que les daba auténtico pavor que regresaran.
Creían que los muertos se aferraban demasiado a la vida y querían continuamente regresar; sobre todo aquellos que no habían sido despedidos o enterrados adecuadamente. (Véase “Funerales” y “Vida de ultratumba” en el blog, etiqueta: costumbres romanas, diciembre 2014).
Los muertos eran despedidos el día del funeral con las Pompas fúnebres, donde se creía que desfilaban los antepasados del muerto delante del féretro para indicar el camino.
En el aniversario de su muerte se depositaban flores, alimentos como pan, habas y frutos secos; y bebidas como miel, leche, vino, habas que se iban filtrando por la tierra hasta llegar a los restos mortales. Los muertos necesitaban estar bien alimentados para realizar el tránsito hacia la otra vida
Las dos fiestas más importantes que celebraban para honrar, aplacar o ahuyentar a los espíritus se celebraban en febrero y en mayo.
Había varias clases de espíritus vagando alrededor de los vivos, aunque los testimonios son muy difusos ya que los autores cambian la terminología frecuentemente. Pero se puede concretar de la siguiente manera:
MANES: son espíritus buenos, familiares, los de los antepasados que se quedan en el hogar familiar para proteger a la familia. También se les llama “Lares familiares”.



LEMURES: son espíritus que vuelven de ultratumba y atormentan a los vivos. Creían que no habían sido acogidos por Los Manes porque no estaban purificados al no haberle hecho los ritos correspondientes o porque sus restos no habían sido inhumados. Quedaban atrapados entre los dos mundos: ni podían regresar a la vida ni descansar tranquilamente entre los muertos.
LARVAS: son las almas de aquellos que han tenido una vida miserable en la tierra o una muerte violenta o desafortunada. Se convierten en demonios malos y regresan en forma de fantasmas, espectros, esqueletos o sombras para atormentar a los que en vida se portaron mal con ellos. Se apoderan de su vida enloqueciéndolos y transformándolos en seres furibundos y trastornados.





CELEBRACIONES

DIES FERALES: se trata de fiestas públicas porque se fijaban oficialmente pero el culto era privado. Son fiestas en las que cada familia honra a sus muertos y visita sus sepulcros. Se celebraban entre los días 13 y 21 de febrero. Durante esta novena los familiares acuden a los sepulcros y llevan a sus seres queridos coronas, flores y alimentos (comida y bebida) para que los restos puedan seguir alimentándose; también les hacen oraciones purificantes. En estos días los muertos deambulan por las tierras y comen los manjares que les han depositado. El día 22 los miembros de la familia se reúnen y conviven para limar asperezas y estrechar los lazos de cariño y fraternidad. Este día era llamado “CARISTIA”

LEMURIA: se celebraban los días 9, 11 y 13 de mayo para clamar y aplacar a los difuntos. También se celebraban en la intimidad del hogar. El origen de esta palabra se relaciona con Remo, hermano de Rómulo, por quien fue asesinado. Aparecía en forma de sombra para vengar su muerte, a la que llamaban”remores”. Rómulo para aplacar la ira de Remo estableció este ritual que con el tiempo se denominó “Lemuria”. Son las fiestas más antiguas de Roma.
Durante estos días las almas de los antepasados visitan sus hogares y hay que hacerlos ir de forma pacífica. El ritual era el siguiente: el “pater familias” a media noche, cuando todo está en silencio absoluto, se levantaba y hacía chascar el dedo pulgar, a continuación se lavaba las manos con el agua de una fuente. Regresaba y tiraba detrás de sí unas alubias negras que anteriormente había metido en la boca, y pronunciaba:”yo tiro estas habas, por ellas yo rescato a los míos y a mí mismo” Lo repetía nueve veces sin mirar hacia atrás pues allí estaban los espíritus. Iba avanzando tocando suavemente un instrumento de bronce e invitaba a los espíritus a irse diciéndoles: “¡Manes de mis padres, salid!” Se daba la vuelta sosegado porque los espíritus se habían retirado tranquilos a su mundo.