martes, 18 de abril de 2017

La espada de Damocles


Son varias las lecturas que podemos extraer de la leyenda de "La espada de Damocles". Yo, particularmente, veo una espada que se cierne sobre la cabeza de los envidiosos que ansían o miran con recelo los bienes, gracias y favores de los demás. Veo una gran espada sobre las cabezas de los gobernantes corruptos que por su ilimitada codicia y apego al poder han esquilmado nuestros lares. Y pendiendo sobre las cabezas de pelotas y trepas veo no una espada asesina, sino grotesca, llamada pleitesía y servilismo por adular,  reptar y trepar  pisando a los demás.







"La espada de Damocles" es una leyenda escrita por el historiador griego       en el siglo I a. C. y dada a conocer por Cicerón y Horacio en el siglo I a. C.  en Roma.
Damocles era un súbdito de la corte del tirano Dionisio I de Sicilia, un rey que vivía tremendamente infeliz y atormentado ante el temor de ser asesinado o de sufrir alguna insidia o asechanza.
Damocles era un hombre envidioso y adulador, que continuamente hacía halagos al tirano por su opulencia.
Cierto día, Dionisio le ofreció cambiarse por él para que pudiera disfrutar todos los lujos y manjares del palacio. Damocles aceptó encantado. Pero, cuando estaba disfrutando del banquete, rodeado de siervos y exquisiteces, mira hacia arriba y ve pendiendo sobre su cabeza una espada sujeta solamente por un pelo de crin de caballo. Damocles, aterrado, pide al Rey un cambio inmediato de papel y el Rey aceptó.
Dionisio le hizo ver que la espada representaba la presión a la que una persona poderosa está sometida: responsabilidad, peligros, traiciones, conspiraciones, etc.



Se le pueden dar varias lecturas e interpretarse de varias maneras. Veamos algunos casos.


  • Los aparentes privilegios y ventajas de algunas profesiones también tienen su carga y sus desvelos.
  • Los corruptos, ladrones y fraudulentos siempre tendrán de por vida  la espada de Damocles  de la justicia, que en algún momento esperamos que se rompa el flojo hilo que la sujeta y caiga duramente sobre sus cabezas.
  • Sumisos, trepas y aduladores que han conseguido medrar con estas prácticas, aun sabiendo que pisaban a los demás, tienen su espada de Damocles en el servilismo al que se verán siempre sometidos, al haber perdido su dignidad y su libertad.

  • Pero la espada más preocupante que hoy se cierne sobre la humanidad  es la amenaza continua de ataques nucleares, como las lanzadas esta última semana entre Donal Trump y Kim Jong-Un. 
Recordemos el discurso de John Figerald Kennedy ante la ONU el 25 de septiembre de 1961, en plena Guerra Fría contra la Unión Soviética:

"Hoy cada habitante de este planeta debe imaginar el día en que la tierra haya dejado quizás de ser habitable. Cada hombre, mujer o niño está viviendo bajo una espada de Damocles nuclear pendiente de frágiles hilos que pueden ser cortados en cualquier momento por accidente o por error, o por locura.
Hay que liquidar esas armas antes de que nos liquiden a nosotros. Tendremos que lanzar un desafío a la Unión Soviética no por una carrera armamentística sino para una carrera por la paz."



Imagina que no existe el Paraíso
es fácil si lo intentas
sin infierno bajo nosotros
encima de nosotros solo el cielo.

Imagina a todo el mundo
viviendo el día a día
Imagina que no hay países,
no es difícil hacerlo.

Nada por lo que matar o morir,
ni tampoco religión.
Imagina a todo el mundo,
viviendo la vida en paz..

Puedes decir que soy un soñador,
pero no soy el único.
Espero que algún día te unas a nosotros,
y el mundo será uno solo.

Imagina que no hay posesiones,
me pregunto si puedes.
Sin necesidad de gula o de hambruna,
una hermandad de hombres.
Imagínate a todo el mundo, 
compartiendo el mundo...

Puedes decir que soy un soñador,
pero no soy el único.
Espero que algún día te unas a nosotros,
y el mundo será uno solo.




miércoles, 5 de abril de 2017

La pasión de Cristo






La pasión de Cristo es un hecho vinculado a la historia de Roma. Cneo Pompeyo Magno tras hacerse con el control del Ponto en el año 63 a. C. se dirigió  a Judea, donde encontró problemas dinásticos a los que les sacó provecho. Entró en Jerusalén profanando el templo y convirtió Judea en un protectorado. Judea comienza a estar bajo la autoridad romana con los problemas dinásticos sin resolver.
Bajo el mandato de Augusto, Judea se convirtió en provincia romana y es en este período cuando tiene lugar el nacimiento de Cristo.

Imperio romano en tiempos de Cristo


Además del rey había un gobernador o prefecto romano que tenía poderes militares y civiles.
Entre todos los prefectos hay que destacar a Poncio Pilato, 5º prefecto de Judea, designado por el sucesor de Augusto, Tiberio, desde el año 26 al 36 d. C. Los historiadores lo definen como una persona cruel y abusiva y muy fiel cumplidor de la ley romana.
Jesús, que había comenzado a predicar por Galilea con un mensaje que tocaba de lleno a las leyes establecidas con conceptos éticos de humildad, caridad, amor fraterno, igualdad, etc. revoluciona el Pensamiento y origina un gran movimiento de seguidores. Es odiado por los sacerdotes y altos mandatarios judíos quienes lo denuncian al Sanedrín, que es La Corte Suprema de los judíos, formado por un consejo de ancianos, sacerdotes, aristócratas laicos.



Como este Órgano no podía dictar sentencia de muerte porque al estar bajo jurisdicción romana no tenían “potestas gladii”, lo llevaron ante Pontius Pilatus y éste, tras declararlo inocente en varias ocasiones acabó cediéndolo al pueblo coaccionado  por la presión del Sanedrín y de la muchedumbre enloquecida que pedía su cabeza.
Lo condenó a la pena capital con la crucifixión que era la pena más denigrante que se practicaba, reservada a los criminales más terribles porque era muy dolorosa.
A los condenados se les colocaba un cartel llamado “tiulus” con el nombre del condenado y el delito cometido. A Jesús le ponen con ironía y burla “INRI” (Iesus Nazarenus rex Iudaeorum), que es de lo que lo acusaban, de autoproclamarse “rey de los judíos”.


Después de ser juzgado, flagelado,  coronado con espinas, con una vara en la mano, semidesnudo, cubierto con una túnica purpura que le habían puesto para mofarse de Él, Pilatos lo entrega para que lo crucifiquen y les dice: “ECCE HOMO, he aquí el hombre, tomadlo, yo no hallo delito ninguno en él, y se lava las manos diciendo: yo soy inocente de esta sangre, vosotros veréis.


PARA MÁS INRI : para más vergüenza o escarnio, burla o desgracia
Estar hecho un “ECCE HOMO”: estar deteriorado físicamente

LAVARSE LAS MANOS: desentenderse de una situación comprometida.