miércoles, 2 de enero de 2019

Habeatis bona deum

ESTRENAMOS AÑO: ENERO 2019

Acabamos de abrir en nuestras vidas la primera hoja del nuevo calendario, comienza el año 2019, en el año 2772 ab urbe condita.
La palabra “calendario” viene de kalendae, el nombre que los romanos le daban al primer día de cada mes; por tanto, Calendario es el lugar donde se ponen las kalendas.
Kalendae tiene su origen en el verbo “kaleo”, llamar, proclamar: en el calendario lunar, el Pontífice Menor tras la luna nueva proclama al pueblo los días que quedaban para las “nonae” y para los “idus”. Así pues, los días en los que se anunciaba esto se denominaron “kalendae” en participio de futuro pasivo (días en los que se ha de proclamar).
Hasta el año 700 a. C. el año contaba con diez meses, siendo el último diciembre (Decembris, décimo) y el primero marzo (Martius, mes dedicado al dios guerrero Marte). Numa Pompilio añadió Ianuarius y Februarius tras diciembre, por tanto el año empezaba en marzo, en los idus de marzo, días en los que se elegían nuevos cónsules. A finales del siglo II a.C. el Senado romano decidió adelantar los nombramientos a las Kalendas de enero a causa de la costosa conquista de Hispania. A partir de esa fecha se decidió que el año no comenzara en marzo sino en enero.
El mes Ianuarius está dedicado al dios Jano, un dios bifronte, es decir, con dos cabezas, una que mira hacia delante y otra que mira hacia atrás; abre y cierra las puertas de los años y de las épocas. Es una divinidad arcaica, de procedencia sabina, y ocupa un lugar muy importante en el Panteón romano. Su templo tenía doce puertas simbolizando los doce meses del año; estas puertas siempre permanecían siempre abiertas en tiempos de guerra, pues es un dios sabio, consejero y protector en la guerra y ofrece ayuda y fortaleza a los soldados. En tiempos de paz esas puertas se cerraban. También es un dios protector del comercio y de los negocios.

En la civilización romana al igual que en otras civilizaciones, el comienzo de Año era muy celebrado por ser un momento de deseos de prosperidad y de innumerables beneficios para el año que comenzaba.
El último de año se celebraba una fiesta de purificación y de renovación. El día primero del año se celebraba la fiesta de la diosa Estrenia, la diosa de la Salud y de la prosperidad para el año nuevo. Tenía su propio templo y un bosque sagrado de pinos, del cual se cortaban ramas para llevar en procesión hasta la ciudad y los ciudadanos se regalaban unos a otros ramitas para poner en las casas simbolizando el deseo de un año cargado de bienes y de felicidad.
A partir de esa costumbre de regalarse las ramitas nació la costumbre de regalarse entre amigos y familiares alimentos dulces como higos, miel y dátiles deseando que el año pudiera continuar como había empezado, dulce.
De Strenia viene la palabra “estrenar” que además de significar hacer uso de algo por primera vez, significa regalar, galardonar, dar estrenas.
La estrena es una dádiva, un presente, un regalo que se da como señal de agradecimiento o amistad.
Como los “ludi magistri” no recibían paga, en ciertos días como en las fiestas de Minerva, en las de Saturno y en las “strenae recibían un aguinaldo por parte de las familias que llevaban a sus hijos. Aunque todos los “magistri”llegaron a obtener honorarios fijos, esta costumbre del aguinaldo pervivió en el tiempo.
En esta misma fecha se hacían unas tortas de harina, vino y sal a las que se ponían frutas, se dedicaban al dios Jano para perdonar y para renovar los sentimientos de amistad.